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Siete pautas para elegir bien tu silla de oficina

Fecha: | Tiempo de lectura: 9 Minutos

Utilizar la silla inadecuada si realizas tareas de despacho puede traer consecuencias fatales para tu espalda. Las lesiones lumbares son el problema de salud que más costes supone para los trabajadores.

Aunque nunca he podido comprobar su veracidad, en una ocasión me contaron una historia que me impactó vivamente. Fue precisamente un vendedor de sillas de trabajo, y me la relató mientras yo me sentaba en uno de los modelos que vendía y lo probaba. En aquel entonces comenzaba mi, ya larga, carrera como periodista freelance y estaba tanteando la posibilidad de adquirir una silla nueva y de un precio algo mayor a la que ya tenía. Mientras ensayaba posturas, el vendedor me preguntó por mi profesión.

Cuando le respondí, me miró preocupado y me dijo: “lo que me temía; usted necesita algo mejor que esto y no crea que no se lo digo en serio”. Pasó entonces a relatarme la historia de un famoso periodista norteamericano que iba a ser fichado como columnista por The New York Times para escribir una pieza semanal. El diario y el periodista ya tenían el contrato listo y solo quedaba el visto bueno de la compañía de seguros que cubría al diario. Esta mandó a casa del periodista a un perito para que comprobara las condiciones de trabajo.


Se suponía que era un mero trámite y a lo sumo el perito valoraría que el columnista no fumara en su espacio de trabajo. Pero el técnico se presentó con una cinta de medir e insistió en mesurar tanto las proporciones del columnista como las de la silla y la mesa en que trabajaba este. Al terminar la inspección, le advirtió de que iba a desaconsejar su fichaje porque no utilizaba ni la mesa ni la silla adecuada. El periodista, aunque molesto, se lo tomó medio en broma porque no creyó que aquello fuera a afectar a su fichaje...

Hasta que le llamaron del diario pidiéndole que se comprara una silla nueva y adaptable o de lo contrario la compañía aseguradora no avalaría su fichaje. “¿Cree usted que el perito no tenía razón?”, me soltó el vendedor para rematar su historia. Yo, por toda respuesta me encogí de hombros y el hombre entonces me explicó que el perito había concluido que la probabilidad de que el columnista se lesionase en aquella silla, dado su peso y edad, era alta, y que en tal caso la aseguradora debería correr con los gastos de recuperación. “Fíjese si es importante una buena silla de oficina; es donde va a pasar la mayor parte del tiempo que no está durmiendo”.

La espalda, principal fuente de lesiones

Salí de aquella tienda con una silla flamante y 500 euros menos en mi bolsillo. No sé si de haberle respondido que era filatélico o joyero hubiera adaptado la historia a mi circunstancia, no cabe duda de que era un excelente vendedor, pero lo cierto es que la silla me duró sus buenos siete años y cuando reventó, la cambié por una simple silla de comedor. El resultado: tres protusiones lumbares que siguen atormentándome diez años más tarde y condicionan muchos aspectos de mi vida no laboral.

Así que sí: elegir bien una silla de oficina es importante sobre todo para nuestra espalda, pero también para otros aspectos de nuestra salud como las articulaciones o la circulación sanguínea. Según los datos que recogió en 2007 la Quinta Encuesta Europea de condiciones de Trabajo, realizada por la Agencia Europea para la Salud y la Seguridad en el Trabajo, más de la tercera parte de los trabajadores sufre dolores de espalda, y este es el problema de salud que más costes supone para ellos, así como la segunda causa de visita al médico y el tercer motivo de cirugía.

La encuesta de la Agencia Europea para la Salud y la Seguridad en el Trabajo no se ceñía al ámbito de las oficinas, sino que ponderaba el riesgo de todo tipo de trabajos físicos. Pero sí dejaba claro que una vez producida una lesión de espalda, el riesgo de reincidencia se disparaba y aumentaba la importancia de las condiciones de trabajo para evitar que el mal se cronificara.

Por su parte, el legendario diseñador norteamericano de sillas de oficina Herman Miller Group lanzó un estudio sobre ergonomía en 2005 en el que aseguraba que en torno al 85% de los empleados de oficinas experimentan complicaciones de espalda en la zona lumbar a partir de los 50 años. Es cierto que este fabricante es parte interesada en el negocio, pero merece toda consideración como autor de la silla Aeron, todo un mito de los primeros años del siglo XXI por ser la silla por antonomasia de las primeras start up que generó la revolución tecnológica. En ella se sentaron Marc Andressen, fundador de Netscape, o Sean Parker, creador de Napster, por citar ejemplos.

La silla importa, pero no tanto la marca

Aeron, que se sigue fabricando hoy en día y tiene un precio que ronda los 700 euros, aunque no se vende en España, se caracteriza por tener tanto el respaldo como el asiento elaborados con una malla elástica a base de un material llamado comercialmente pellicle, de alta elasticidad y resistencia. Su principal ventaja es que permite la transpiración y la circulación de la sangre, además de regular la postura que toma su usuario, ya que tiende a corregir malas posiciones. Estamos hablando del Ferrari de las sillas de oficina.

También hay una gama equivalente a los Mercedes; por ejemplo las sillas del fabricante británico Steelcase, con sus modelos Please, Leap, Think o Let's B, que rondan los 600 euros cada uno y tampoco se venden en España, al menos a nivel minorista. De todos modos, no es necesario gastarse estas cantidades para asegurar nuestra salud al mando de una silla de oficina. Hay modelos en el mercado que por poco más de 200 euros pueden cumplir buena parte de los postulados que reclama una buena silla.

Así que si no estamos dispuestos a comprar un container de sillas de Steelcase o apañarnos para que nos manden una Aeron de Estados Unidos, lo mejor es leer los consejos que se relatan a continuación, o al menos tenerlos en cuenta en el momento de probar la que puede ser nuestra próxima silla de oficina. Si la silla en cuestión cumple con la mayoría de las especificaciones relatadas, reduciremos la probabilidad de lesiones, sobre todo si hacemos pausas frecuentes en nuestra jornada laboral para andar y realizar estiramientos.

Qué es importante en una silla de oficina

  • Asiento: Es muy importante que sea regulable en altura, ya que podremos fijar la posición de nuestro torso respecto a la mesa de trabajo. Si la silla queda demasiado baja, sufrirá nuestra zona lumbar. Si es demasiado alta, forzaremos las vértebras y músculos de la parte dorsal y el trapecio. También debe permitir modificar su colocación respecto al respaldo para que nuestro abdomen no se vea comprimido, lo que nos causaría problemas de circulación y digestivos. En cuanto al tamaño, debe ser lo suficientemente ancho como para que podamos sentarnos holgadamente en la parte central y tengamos espacio alrededor. Además, la parte delantera del asiento debe estar inclinada hacia abajo para que no nos oprima la parte posterior de las rodillas ni dificulte la circulación de las piernas.
  • Respaldo: Es una de las partes más importantes de la silla. Debe ajustarse a la espalda y ofrecer un apoyo en la zona lumbar. Es aconsejable que sea regulable en inclinación y que la silla ofrezca la posibilidad de regular su firmeza y su fijación o movilidad del respaldo. A este respecto, los respaldos vasculantes son buenos para jornadas que no excedan las cinco horas, pero si vamos a estar más rato, mejor que probemos con sillas sincronizadas, donde el respaldo vascula a la vez que el asiento se desliza adelante o atrás, con lo que nunca entramos en posturas de compresión de la columna ni el abdomen.

  • Altura de respaldo: Es muy recomendable que la altura sea regulable y que el respaldo tenga una longitud suficiente como para poder cubrir al menos toda la espalda. Algunos modelos permiten añadir un reposacabezas en la parte superior que ayuda a descansar las vértebras de la zona dorsal sin someter la columna a excesivas torsiones.
  • Apoyabrazos: Deben permitirnos mantener una postura cómoda, con los brazos formando un ángulo de 90º mientras escribimos en el ordenador, a la vez que sirven de apoyo en los codos y antebrazos. También son útiles para facilitar la incorporación y deben ser lo suficientemente resistentes para soportar nuestro peso al levantarnos de la silla. Por otro lado, es aconsejable optar por modelos que nos permitan variar la altura y posición de los apoyabrazos, así como regular su separación con el asiento de la silla. No deben en ningún caso oprimirnos las caderas ni tampoco impedir que podamos colocarnos cerca de la mesa.

  • Base: Las ruedas en la base permiten una mayor comodidad para cambiar de postura o desplazarnos en el puesto de trabajo. La base debe tener cinco puntos de apoyo. Algunos modelos dejan colocar distintos tipos de ruedas con varios niveles de dureza, ideales para adaptar la silla a los diferentes suelos que podemos encontrar: moqueta, parquet, gres, etc.
  • Tapizado: Para una mayor comodidad, el tapizado debe ser transpirable y estar diseñado para soportar el uso continuado.
  • Reposapiés: Aunque no es un elemento que normalmente forme parte de la silla, el reposapiés es indicado para ayudarnos a adoptar la postura correcta. La inclinación ha ser regulable y tiene que estar realizado en materiales antideslizantes que permitan la sujeción correcta tanto de los pies como de la fijación en el suelo.


Publicado

FUENTE: eldiario.es

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